Sorpresa infinita en las transmisiones en cadena, pavor en los pasillos de los diarios por el mal rendimiento de la selección en la final de maracaibo.
Argentina jugó la final igual que los otros cinco partidos de la copa, tuvo la iniciativa, buscó por abajo controlar la pelota, no encontró el juego mientras no estuvo en ventaja (cosa que hoy fue constante) y se equivocó de un modo grosero en defensa y sobre todo retrocediendo.
Baptista sacó un buen remate que no tuvo oposición, los tiros de riquelme no entraron por poco y Ayala llegó desarmado a un contraataque y despejó a la red. 0-3 muchachos.
Dunga mandó a sus jugadores a meterse atrás, a cortar sistemáticamente con falta cualquier jugada de elaboración argentina y a hacer tiempo sin pudores.
Argentina no supo abrir a brasil y cada vez que tuvo un tiro libre producto de esas faltas, lo tiró a la cabeza de los zagueiros altísimos que puso Dunga. Basile no supo leer el partido en ningún momento y los jugadores fueron sombras de sus rendimientos anteriores.
Queda poco por decir, es claro que argentina trató de jugar a lo que dice su historia y que brasil jugó a lo que mas le convino para ganar el partido. Argentina manejó la pelota y brasil tuvo dos amonestados por hacer tiempo e hizo dos cambios a dos minutos del final ganando 3-0. Podemos sentirnos orgullosos de nuestra hidalguía y acusar de equipo chico al scratch y de pecho frío a robinho que tocó dos o tres pelotas en todo el partido, y no estaríamos mintiendo, pero para todo eso, hay que ganar primero.
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