Futbol blanco

Este blog milita contra la melancolía barata que supone que los tiempos que pasaron fueron mejores, esa torpe fantasía de que Pedernera podría jugar hoy con los ojos vendados.

Aún así se hace muy difícil después del fin de semana futbolero que pasamos, no caer en el escepticismo. Teníamos tres punteros. El Viernes Independiente se aprovechó del púber equipo de Central y le sacó los tres puntos a pocos minutos del final. El sábado, Velez perdió un partido horrible mientras Lavolpe sigue sin entender que la pelota siempre será mas veloz y dinámica que los jugadores y pone un equipo de chicos rapidísimos y con poquitas ideas. Ya en tarde dominguera, Estudiantes se quedó rápido sin Braña y no pudo aguantar el ritmo de los chicos de Newell's, que están derechitos.

Nada que destacar por la positiva, algún caño tribunero de Patiño, el pase cruzado de Ortega que no terminó en gol... muy poco incluso para alcanzar una sonrisa.

La canción que ilustra el post y el blog por estos días habla de un pueblo en donde nada sucede, y del que hay que escapar cuanto antes para no emfermar con él.

Infinidad de pueblos de argentina, después de haber vivido tiempos mucho mas prósperos, se han convertido en pueblos blancos.

El menemismo hizo mucho por recortar el transporte, el trabajo y la educación que alimentaba las esperanzas de los jóvenes que hoy huyen de sus hogares, buscando en las hacinadas capitales, la oportunidad que sus pueblos ya no pueden ofrecerle.

El futbol argentino es hoy un lugar inhóspito para los cientos de jóvenes que llegan a primera división cada temporada. Los chicos de 17 o 18 años, debutan en sus clubes y empiezan a esperar que el expeditivo representante le consiga algún contrato jugoso y prometedor en algún rincón del mundo. No inmporta el sitio, mejor si es Inglaterra o España, pero pueden aceptar una oferta tentadora de México o Portugal, y si nada de esto puede darse, están dispuestos a recalar en Qatar, como mauro Zárate, o en el pujante futbol Chipriota, como Esteban Solari.

La cuestión es subirse en Ezeiza a un avión que nos lleve lo suficiéntemente lejos de Buenos Aires como para tener acceso a otros desafíos.

Las personas que no dejan sus pueblos de jóvenes, consiguen un trabajo, forman una familia y disfrutan, o no, de la tranquilidad de su lugar. En nuestro futbol, toneladas de jugadores pasados de 25, que no van a recibir las mismas oportunidades que uno de 18, transcurren sus carreras mutando de camiseta y peleando descensos y premios que nunca cobrarán. Algunos lo hacen con orgullo y alegría, la mayoría lo hace para poder pagar la cuota del auto que su mujer se llevará unos años después.

Por último, es sabido que en los pueblos semi abandonados del interior de Buenos Aires y del país, además de chicos, hay mucha gente grande, que después de unas décadas, vuelve al pueblo a vivir sus últimos años. Los jugadores de futbol, pasados los 30 años, empiezan a sentir cómo las pretemporadas son cada vez mas exigentes y emprenden la vuelta al futbol que los vio nacer como futbolistas. Aceptan ofertas de las que se hubieran reido cinco años atras y en busca del reconocimiento, se arriesgan a la burla, como Vivas o Traverso.

Esta conjunción de pibes esperando la oferta, maduros jugadores aburridos de concentrar y veteranos con poco resto físico, produce este futbol intolerable que estamos viendo, con tribunas semivacías, equipos rejuntados mientras el torneo ya empezó, con Román del otro lado del mar, Montenegro y Verón lesionados, Palacio en un pozo de rendimiento, muchachos....apaguen la luz que mañana juega Tevez por FOX.